window.onload = function () { (function(){function r(e){if(!window.frames[e]){if(document.body&&document.body.firstChild){var t=document.body;var n=document.createElement("iframe");n.style.display="none";n.name=e;n.title=e;t.insertBefore(n,t.firstChild)}else{setTimeout(function(){r(e)},5)}}}function e(n,a,o,c,d){function e(e,t,n,r){if(typeof n!=="function"){return}if(!window[a]){window[a]=[]}var i=false;if(d){i=d(e,r,n)}if(!i){window[a].push({command:e,version:t,callback:n,parameter:r})}}e.stub=true;e.stubVersion=2;function t(r){if(!window[n]||window[n].stub!==true){return}if(!r.data){return}var i=typeof r.data==="string";var e;try{e=i?JSON.parse(r.data):r.data}catch(t){return}if(e[o]){var a=e[o];window[n](a.command,a.version,function(e,t){var n={};n[c]={returnValue:e,success:t,callId:a.callId};if(r.source){r.source.postMessage(i?JSON.stringify(n):n,"*")}},a.parameter)}}if(typeof window[n]!=="function"){window[n]=e;if(window.addEventListener){window.addEventListener("message",t,false)}else{window.attachEvent("onmessage",t)}}}e("__tcfapi","__tcfapiBuffer","__tcfapiCall","__tcfapiReturn");r("__tcfapiLocator");(function(e,t){var n=document.createElement("link");n.as="script";var r=document.createElement("link");r.as="script";var i=document.createElement("script");i.id="spcloader";i.type="text/javascript";i["defer"]=true;i.charset="utf-8";var a="https://sdk.privacy-center.org/"+e+"/loader.js?target_type=notice&target="+t;if(window.didomiConfig&&window.didomiConfig.){var o=window.didomiConfig.;var c=o.country;var d=o.region;if(c){a=a+"&country="+c;if(d){a=a+"®ion="+d}}}n.href="https://sdk.privacy-center.org/";r.href="https://sdk.privacy-center.org/";i.src=a;var s=document.getElementsByTagName("script")[0];s.parentNode.insertBefore(i,s)})("829e56eb-a72b-4b64-91c3-1e63c21ebf06","PycgBf28")})(); };

Inquiokupas

José y Esther, el matrimonio que vive en una furgoneta porque sus inquiokupas no se van de su casa

Llevan ya más de un año durmiendo en la furgoneta y queda otro año más para que se celebre el juicio.

Una furgoneta blanca

Una furgoneta blancaIstock

Publicidad

José y Esther viven en un garaje en Tarragona porque su casa está ocupada por sus antiguos inquilinos. La pareja se fue hace diez años a trabajar a Canarias, con su hija, emprendiendo un nuevo rumbo, pero siempre con la idea de volver a su Tarragona natal, donde tenían una casa en propiedad que les había costado más de 20 años pagar.

La desagradable sorpresa llegó cuando decidieron regresar a su lugar de origen y recuperar la vida que habían dejado atrás. Esther le comunicó a sus inquilinos la decisión que habían tomado y ellos no lo recibieron nada bien. Empezaron a ignorar sus llamadas, sus mensajes y también los burofax que envió la propia inmobiliaria.

El infierno se hizo realidad cuando el contrato finalizó, los inquilinos no se marcharon y José y Esther entendieron que sus inquilinos se habían convertido en okupas y que no iban a irse.

Ahora, el matrimonio malvive en un garaje de 25 metros cuadrados donde cocinan en un hornillo, se duchan con garrafas de agua y han adquirido un retrete portátil. Dentro, a parte de sus muebles, tienen una furgoneta con dos colchonetas donde duermen como pueden.

Sienten impotencia ante un situación que sufren en sus carnes cada día y cada noche desde hace más de un año. Llevaron el caso a la justicia, pero todavía tardará otro año más en realizarse el juicio, por lo que todavía les queda otro invierno, y otro verano, por delante hasta poder resolver esta tesitura.

A 150 metros de su casa

Aseguran que pasar cada día por delante de su propia casa es un trauma, pues la cochera está a apenas 150 metros de su vivienda. Además, José está en búsqueda de trabajo y Esther tiene un contrato al 24% de la jornada. Una situación insostenible que ya no saben cómo manejar.

Síguenos en nuestro canal de WhatsApp y no te pierdas la última hora y toda la actualidad de antena3noticiantena3.diariodoriogrande.com

Publicidad